jueves, 22 de abril de 2010 en 11:27 Publicado por Kris Mola 1 Comment

Es increible los golpes que a veces te da la vida. Hay veces en las que necesitas apoyo y no sabes cómo buscarlo, no sabes cómo decir "ayúdame". Pero sigues pensando en los demás, sigues pensando -estúpidamente- que eres fuerte, que puedes con este golpe; que al fin y al cabo es el karma: si haces algo bueno como superar esto, pues más tarde o más temprano la vida te recompensará de alguna forma. Así que sigues con tu plan de "mujer de hierro" y aguantas todos los golpes, hasta que llega uno y se convierte en "el golpe". 

Porque el hierro no es acero, y mucho menos diamante. El hierro se puede quebrar golpe tras golpe, y lo peor es que lo vas viendo venir. Te golpean y piensas "bueno, puedo aguantar". Te dan otro mamporro, y piensas "joder..." y cuando ves venir el tercero, por propio instinto de supervivencia intentas huir. ¡Y encima te dirán cobarde! Pero tu orgullo es demasiado fuerte y, por no huir, por no aguantar que te llamen cobarde (sería otro golpe), te quedas y soportas el mazazo, soportas "el golpe". ¿Y qué ocurre? Que te desmoronas. No delante de todos, está claro; pero te desmoronas por dentro, notas como te vas quebrando, como si tu corazón se tratara de una capa de hielo que ya estaba quebrado y que ahora se hunde en oscuras y heladas aguas que no sabes a donde conducen, que no sabes si quiera si tienen fondo.
 
Y luego oscuridad. Cuando te queires dar cuenta estás hundida en un montón de oscuridad donde nadie puede escucharte por mucho que grites y patalees. Es entonces cuando empieza la peor parte del asunto: en este momento es cuando te das cuenta de quién te echa de menos, y entonces, si hay alguien que te echa de menos, ese alguien intenta escucharte.

Pero eso sería demasiado bonito y fácil. No solo te rodea esa oscuridad formada por tu propio cansancio, tu propia ira, tu propio orgullo, tu propia rabia e impotencia de no poder cambiar las cosas y modelarlas tal y como quisieras que fueran. No, no solo te rodea esa oscuridad. También te rodea la oscuridad de la hipocresía del resto: manos que esperabas ver tendidas no están ahí. 

Así que gritas, pero son gritos silenciados por esa oscuridad que comentaba antes: orgullo, rabia, ira... y se convierten en gritos de silencio. Aún así, son gritos tan desesperados, gestos tan abatidos, que parece mentira que los demás no se den cuenta de que necesitas ayuda. Entonces te das cuenta de que si que lo saben: saben que estás hundida, pero simplemente... no están ahí. Y bueno, esto lo sabías desde hace tiempo: que pocas personas están ahí cuando las necesitas. Sin embargo confiabas en que una serie de manos estuvieran ahí para cogerlas cuando te sintieras mal, y ahora... no están. Ahora solo puedes ver su indiferente y fría mirada, que te dice "estás exagerando, eres demasiado impaciente y débil. ¿No ves que es tu culpa?" ¡Es como si estuvieran cegados, o como si realmente no te vieran o no te quisieran ver!

Y te llena de rabia, porque los ves felices y riendo... sin contar contigo. Sin compartir cosas que los mejores amigos deberían de compartir. Y piensas "Si no soy tu mejor amigo, si todo esto solo han sido meras palabras, dimelo, porque las mentiras se pillan tarde o temprano". Cuando alguien que esperabas tener para siempre a tu lado se va... te preguntas: "¿Donde han ido esas risas, esas confidencias, esos abrazos y esos pequeños detalles que teníamos entre las dos? ¿Donde? ¿Cómo has podido olvidar tanta amistad de un solo plumazo? ¿Cómo puedes pasar de una confianza ciega, a una absurda y estúpida desconfianza? ¿Tanto mal rollo doy?"

Y es entonces cuando te ahogas en preguntas... cuando te ahogas de pura rabia, y solo ves negro a tu alrededor.

1 Response so far.

  1. Ains, Cris...

    Nadie ha dicho que estar en el mundo sea fácil, más bien al contrario. Y los seres humanos, por desgracia, somos la más decepcionante de todas las criaturas, quizá también porque es de la que más se espera. De un perro es innegable que cuando le digas "guapo" moverá la cola. Un humano bien puede alegrarse o bien, si ha tenido un mal día, enviarte a la mierda sin ningún sentido.

    Como bien dice el refrán, "que cada mástil aguante su vela". Y por desgracia, por muchos amigos que tengamos, es ligeramente egoísta pretender que siempre estén ahí. Los amigos también tienen vida, y problemas... En esos momentos nos sentimos desolados como Madrid en verano, traicionados por el mundo, que nos la ha jugado, y por los amigos, que nos han abandonado. Pero nunca nos abandonan. Simplemente no pueden estar a todas.

    Si quieres hablar, pídele a alguien mi mail.
    ^^

    Un beso bien fuerte, Cris, y ánimo!

Publicar un comentario

    About Me

    Una persona sincera, directa, a la cual le gusta mucho darle al coco (sino no habría creado un blog) y compartir sus coherencias e incoherencias con el resto de la gente ^^ Soy de valencia, tengo 18, y molo más que tú =D

    Followers